Esta entrada , también fue publicada hace mucho, pero como sé que muchos no la han leído, me tomo el atrevimiento de publicarla nuevamente.Pido perdón a los que ya la leyeron
¿La razón? me encontré hace poco con el protagonista y se lo prometí. El es ahora un abogado laboralista, felizmente casado, con 4 hijos, compartimos un café y nos reímos mucho.
Me confesó , que nunca olvidó ese beso...
Tenía yo unos 13 o 14 años, era la mayor de 4 hijos y la única mujer. El hermano que me seguía en edad, ero solo un año menor que yo, por lo tanto éramos muy unidos, y su grupo de amigos eran también los míos, amigos y camaradas de aventuras y travesuras , sobre todo esto último ( desde pequeña fui muy traviesa), condición que mantengo hasta hoy.
Siempre andaba entre un grupo de muchachos, ( yo la única mujer), y me encantaba, a las niñas las encontraba “sosas” y aburridas, salvo 2 o tres que eran mis amigas.
Entre éste grupo, había uno que para mí era el más importante, “el ñecla”, así le llamaban, por ser flaco y desgarbado,(ñecla es un cometa o barrilete, fabricado artesanalmente, muy endeble)
Era un chico de 14 años, bastante feo, muy alto para su edad, extremadamente delgado, usaba gafas, lo que lo hacía menos atractivo aún, y tenía su rostro lleno de granitos, producto de un acné, seguramente de la pubertad, como si todo esto fuera poco, era tartamudo cuando se ponía nervioso.
Era mi amigo incondicional, mi cómplice de cuanta pilatunada se me ocurría, mi paño de lagrimas, cuando me “ enamoraba “ de alguno que no me hacía caso ( desde pequeña fui enamoradiza), claro que mis arrebatos de amor, jamás duraban más allá de dos semanas.,mi confidente, mi consejero, e incluso “ mi proveedor” de golosinas, cuando yo no tenía dinero.
Ninguna chica le hacía mucho caso, por su aspecto , claro está, y él tampoco se interesaba mucho en ellas, no le habría quedado tiempo, si vivía pendiente de mí.
Yo sabía, que secretamente, el sentía algo más por mí que simple amistad, lo notaba en sus ojos, que me miraban maravillados, cuando yo hacía alguna travesura de las mías.
Y en la tristeza que lo embargaba, cuando a mí me afligía alguna pena, sin importancia, (como todas las penas adolescentes), que en ésos años creemos que es una desgracia irrecuperable, y que al mirarla ahora , nos hace sonreír.
Un día domingo, como a las 10 de la mañana, siento una piedritas que golpeaban mi ventana
“ era el aviso” que el ñecla estaba en la suya., a punto de saltar a un tejado de una especie de bodega de mi patio, en que se guardaban todos los objetos no usados (cachureos) y que nos quedaba a los dos accesible desde nuestros cuartos.. “era nuestro lugar secreto”, punto de encuentro, para las ocasiones!!!! urgentes!!!!!
Me extrañó la hora, el dormía hasta muy tarde los domingos, varias veces lo había regañado por ése motivo , yo siempre he dormido poco. Y odiaba que su sueño de domingo, nos “robara” horas de entretenimiento , debía ser muy grave el motivo de su llamado.
Me tiré de la cama, me vestí con lo primero que encontré a mano, y sin lavarme ni la cara, en menos de 5 minutos estaba instalada a su lado., ansiosa de que me contara, el motivo de la urgente llamada